En el sigo I D.C. Dioscórides le dedicó buen espacio en su herbolario griego por sus virtudes medicinales y cosméticas. Alejandro Magno conquistó la isla Socotora, en el sur de Arabia, porque en ella había una gran cantidad de plantas de Aloe, que servirían para la curación de heridas y enfermedades de sus soldados durante las campañas.
Cleopatra y Nefertiti usaban el Aloe Vera como ingrediente esencial en sus cuidados diarios. En Oriente se le da el nombre de bebida de la perfección. Los árabes fueron los primeros que transformaron el Aloe en un extracto comercial.
En la segunda mitad del siglo XX se han ido redescubriendo sus propiedades y aplicaciones tanto para la piel y el cabello como en uso interno.
Las quemaduras causadas en las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki por las explosiones atómicas, se curaron más rápidamente con el Aloe y en muchos casos sin dejar señales de cicatrices. La NASA lo utiliza porque absorbe el 90% de toxicidad de la fibra de vidrio, barnices y pinturas; las radiaciones de los ordenadores, televisores y demás aparatos electrónicos.
El Aloe Vera penetra hasta las capas más profundas de la piel con gran facilidad, alcanzado el sistema capilar de irrigación sanguínea de la dermis y ayudando a evacuar los residuos de deshecho depositados en sus paredes, dejando los capilares limpios para que los glóbulos rojos hagan su función de alimentar y oxigenar las células que constituyen la
piel. Esta acción de penetración sirve también para que los principios activos que acompañan al Aloe en las distintas fórmulas de nuestros productos, penetren hasta las citadas capas de la piel y hagan sus funciones de tratamiento que se espera de ellos.
El uso interno del Jugo de Aloe Vera depura el sistema digestivo ayudando a evitar malas digestiones, acidez, estreñimiento, diarrea, úlceras, hemorroides,…; como lo que absorbe el sistema digestivo llega a todos los demás sistemas (muscular, óseo, circulatorio, respiratorio, nervioso y epitelial), éstos también se sientes beneficiados, siguiendo el principio hipocrático que dice: «Sistema digestivo sano, cuerpo sano. Sistema digestivo enfermo, cuerpo enfermo».